Contextos histórico, social y cultural.
Su gran éxito,
tanto en Gran Bretaña como en el resto del mundo, la convirtió en la película
que consiguió la más alta “ratio” entre costes y beneficios en toda la historia
del cine británico, además de impulsar las prolíficas carreras de los actores
Cushing, Lee y del director Fisher como maestros de lo macabro. A pesar de toda
la nutrida -y muy lucrativa- serie de secuelas que la siguieron, entre otras Las novias de Drácula (1960) o Los ritos satánicos de
Drácula (1973) ninguna
de ellas consiguió igualar el impacto y el terror que produjo el filme
original, en parte por la forma tan espectacular en que fallece el Conde.
Además, la
película plantea un terror y un erotismo, que si bien es cierto que hoy están
plenamente superados, no tenían precedente alguno en su momento. Así pues, el
aspecto sexual nos es mostrado explícita mente y podemos presenciar, por primera
vez, aspectos tan esenciales de la relación vampírica como el que el mordisco
del no-muerto produce en la mujer un placer cercano al orgasmo, además de una
fortísima sumisión. Dracula es un monstruo asesino, pero al mismo tiempo posee
un poderoso atractivo sexual, frente al cual, las inocentes mujeres de la época
victoriana, están totalmente indefensas.
Es muy famosa
por su innovadora combinación de fantasía, romance y sexualidad, con un
ambiente goticista, muy característico, que se manifiesta en la utilización de
un colorido rico y sensual, un generoso despliegue de sangre y un sentido de la
anticipación subrayado por el ritmo rápido del montaje y la creciente tensión
creada por un enervante e implacable acompañamiento musical compuesto por James
Bernard.
Críticas
Esta gótica versión de la novela de Stoker me parece el mejor
acercamiento a la figura del vampiro de la historia del cine. La magnífica
dirección de Terence Fisher y las convincentes y sobrias interpretaciones de
Peter Cushing y Christopher Lee hacen el resto.
La versión de Murnau, Nosferatu, nos presentaba un vampiro (conde Orlok) deforme, monstruoso, dentro de una atmósfera expresionista de gran belleza visual. Tod Browning dirige a un acartonado y teatral Bela Lugosi, muy inferior al salvaje retrato del mal que desarrolla magníficamente Christopher Lee, y que está mucho más acorde con la figura diabólica de la novela. La última película importante sobre Drácula, realizada por Francis Ford Coppola, está lejos de ser un film enteramente de terror, teniendo más elementos de cine romántico, a pesar de ser un claro homenaje al vampiro de Murnau. Por todo ello, Horror of Drácula, título original en inglés de esta obra maestra de la Hammer, es la mejor película de vampiros que he visto. Además, hay que destacar dos aspectos fundamentales de ella: el bajo presupuesto no impide realizar buen cine y la duración excesiva no hace que una película sea mejor, más bien todo lo contrario.
La versión de Murnau, Nosferatu, nos presentaba un vampiro (conde Orlok) deforme, monstruoso, dentro de una atmósfera expresionista de gran belleza visual. Tod Browning dirige a un acartonado y teatral Bela Lugosi, muy inferior al salvaje retrato del mal que desarrolla magníficamente Christopher Lee, y que está mucho más acorde con la figura diabólica de la novela. La última película importante sobre Drácula, realizada por Francis Ford Coppola, está lejos de ser un film enteramente de terror, teniendo más elementos de cine romántico, a pesar de ser un claro homenaje al vampiro de Murnau. Por todo ello, Horror of Drácula, título original en inglés de esta obra maestra de la Hammer, es la mejor película de vampiros que he visto. Además, hay que destacar dos aspectos fundamentales de ella: el bajo presupuesto no impide realizar buen cine y la duración excesiva no hace que una película sea mejor, más bien todo lo contrario.